12/10/13

Paris, Texas



Wenders y Tú
Paris, Texas es un título extraño, que suena más bien a una de esas películas bobaliconas de la casa Disney, del tipo “Tú a Boston y yo a California”. Nada que ver, afortunadamente, con esas cintas infantiles. Paris, Texas es, para no prolongar el suspense, una obra maestra, una pieza clave en el cine moderno, redonda pese a un comienzo y a un final de lo más abierto.
Win Wenders nos conduce con sabiduría por el sur de los Estados Unidos de los años ochenta, construyendo un universo casi mágico en el que los espacios abiertos y desérticos son mayoritarios. Heredero de los encuadres clásicos, a menudo algún pequeño detalle (un simple semáforo tal vez) se cuela en esos espacios infinitos. El uso de la fotografía es encomiable, casi futurista, en particular en las escenas nocturnas. Es, sin embargo, el uso del color lo más trabajado y seguramente destacable de la cinta: en la escena final predominan los verdes de la esperanza; en la persecución del coche rojo, los protagonistas llevan sendas camisas rojas, transmitiendo tensión. Son colores fuertes, nada fortuitos: el rosa de Nastassja Kinski en su primera escena, el riguroso negro de la escena de su confesión. Ese transmitir con la imagen (no con el movimiento, sino con la composición, la luz, los colores) es puro cine clásico, y en ese sentido la película de Wenders es imperdible.

París, Texas es pura sabiduría narrativa. El suspense inicial atrapa al espectador, y la identificación con el personaje nos conduce hacia unas escenas finales larguísimas, en las que el tiempo ya no importa porque ya por entonces la película nos ha succionado, como sólo una obra maestra puede hacer. Y, como buena obra maestra, el final es abierto, y los cabos sueltos, que son muchos, pueden dar lugar a todo tipo de especulaciones. La cámara de Wenders es concisa y exacta: planos sueltos que cuentan la historia a su debido tiempo y de la boca de los personajes. Como debe ser. Una película conmovedora, encantadora e imprescindible.
Lo mejor: la dirección, soberbia.
Lo peor: que la impaciencia y el envenenamiento por culpa del ruidoso cine actual puede provocar que muchos no sepan disfrutarla.



Ah, y no hemos mencionado el uso tan acertado de una música muy conocida...

3 comentarios:

  1. supongo que yo seria de esos que no sabria disfrutarla snif snif pero he leido buenas criticas de ella un saludo.

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  2. Para saborearla despacio, ya tengo ganas de verla otra vez...
    Abrazos

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  3. Una película fascinante que habré visto una decena de veces. Es curioso pero cuando veo a Dean Stanton deambular por el desierto recuerdo al hermano de Snoopy.
    Saludos. Borgo.

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